Según la RAE la palabra impersonal significa "que carece de personalidad u originalidad; que no se aplica a nadie en particular; trato que se le da a alguien en tercera persona". Todo esto me remonta a pensar en el pasado. Mi abuela me cuenta que en sus tiempos carentes de touchscreens, smartphone, fb or twitter, tenía que ir directamente con la persona a la que quisiera comunicarle algo. Pero hoy en día ya no es necesario. Tecnology ha hecho que desde la comodidad de la cama, silla, sillón o café hables con quien sea en cualquier parte del mundo. Literal. Increiblemente, hay hogares donde se comunican por teléfono dentro de la misma casa.
Y todo ello le ha pegado también a los pobres libros. El recurrir a estos ha dejado de estar en el ranking de los más hojeados, ya que san Google (pídele que busque lo que quieras, que el lo encontrará) ha tomado estrepitosa y bruscamente su lugar.
Pero esta situación ¿qué tiene que ver con la impersonalidad? Well I can tell you, con toda seguridad y confianza que la mayoría de las personas que han cedido su tiempo al mundo cibernético más que al real, tienen pocos temas vastos de conversación y son carentes de buenas relaciones personales con los mortales. Puedes tener 1000 amigos en Facebook o más de 500 followers en Twitter, pero what does it matter, de qué sirve si en hablo más ahí que en persona. ¿Cuál es la finalidad al pasar horas con alguien en ese seductor y adictivo messenger si al encontrarme con el individuo en la órbita real no podemos hilar una bendita conversación siquiera de 5 minutos? Dang. ¿Hemos caído en las trampas de la tec?
¿A qué se debe el círculo vicioso de la persona que se levanta, va a la escuela o el trabajo, come y de ahí puede estar toda una ociosa tarde jugando farmville, mandando tweets o enviando inverosímiles e inútiles cadenas?
Diré que la falta de disciplina y la ignorancia son las campeonas. El no tener el conocimiento adecuado sobre cómo usar la tecnología y el emocionarse al grado de usar sin control un gadget, hace que la persona se exceda. El dejar que las tendencias dominen a la mente en lugar de ejercer dominio propio y domar a la divina web, es el resultado del patético lugar listado en la OCDE que nos ha mandado ya al penÚLTIMO ( el pen es solo un adorno).
eN Fin. Después de todo quizá algún día en un momento remoto, el país se decida a revindicar por aquella cultura nuestra, que yace dormida o en como por ahora.
Pero mientras, terminaré de leer a C.S. Lewis y a Francine Rivers que me tienen impersonalmente en su mundo by the way.
